Juvenilia en los claustros del CNBA II
Ricardo Romero
Profesor Economía Política- CNBA
www.economiapoliticaweb.com.ar
Con la legalización de las autoridades designadas por el Consejo Superior, el Colegio Nacional de Buenos Aires encara una nueva fase en su crisis. Su comunidad académica tiene el desafío de intervenir inteligentemente en la elección de su conducción. Para eso, deberá encontrar un criterio que le permita salir de las posiciones contrapuestas como secretaria del rectorado o unidad académica; alumnos menores vs alumnos que gobiernan; concursos excluyentes vs titularización vitalicia; formación de elite vs formación ideológica.
Quizás sea difícil encontrar el punto medio de consenso para las bases de un proyecto, pero para una democratización es preciso pensar ejes que superen la idea que el pueblo no delibera ni gobierna o la de una demagogia plebiscitaria. No puede imponerse un modelo en que un claustro anule a los otros. Debemos tener presente los niveles de responsabilidades en la gestión y que los pondere en un esquema institucional de representación. Y vale decirlo, la base es el cogobierno, por lo cual es necesario cogobernar, pero a su vez existen pautas administrativas y académicas que otorgan diferentes niveles de compromiso, capacidad y responsabilidad en la toma de decisiones.
En tal sentido, el CNBA debe encontrar un equilibrio que le permita diseñar un proyecto para generar políticas propias de gestión académica. Articuladas con la participación de todos los claustros, con la consolidación de un cuerpo docente titularizado con criterios académicos y bajo una formación emancipadora, crítica y no dogmática. Lineamientos que necesitan del compromiso y, esencialmente, del involucramiento del pleno de sus profesores, responsables necesarios de la ejecución de una propuesta educativa.
Por lo que el desafío va más allá de la designación del Rector/a, porque si bien es importante la modalidad de elección, es más relevante la forma de gestión. Se debe avanzar en instancias que permitan generar espacios participativos, transparentes y democráticos para la administración de los recursos financieros y del armado curricular. La política del Colegio no puede reducirse a la decidía de una rectoría y sin caer en la tiranía de la mayoría, debe involucrar a su comunidad en la construcción de su futuro. Ojala el Colegio encuentre ese camino.
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